Empezaré este (espero que largo) camino por el blog, hablando de algo que últimamente traigo mucho en la cabeza, debido principalmente a que ha salido en temas de conversación reciente.
"No se sabe porque es azul el cielo. Las nubes son vapor de agua." Entre otras. Así que este artículo viene a clarificar ligeras dudas o ignorancias respecto a eso que vemos siempre que volteamos la cabeza para ver que pájaro nos ha “cagao”.
Quisiera, antes de comenzar, explicar un ligero detalle. Habrá artículos de ciencia (como éste) que sean simplificados, buscando ser más entendibles. Considero este medio como una forma de acercar a neófitos a tierras desconocidas, y en lugar de agobiarles con información más técnica y formal, prefiero explicarles de manera sencilla en que consisten los temas. Sí simplifico demasiado, lo siento, pero prefiero algo que peque de simple que de complicado. Obviamente, esto es solo un inicio, en la red hay infinidad de lugares con más información, en más niveles, pero al menos no irás en blanco después de haber leído aquí. Nada me costaría hablar de, por ejemplo en este artículo, la dispersión de Rayleigh, pero considero que sería agobiar al lector. Al final, recurrentemente, pondré enlaces para enriquecer la lectura a quien lo desee.
Y ahora sí, ¡Empecemos!
El color
Para algunos de nosotros será muy obvio, para otros no tanto, pero el misterio del color del cielo en realidad es muy simple de clarificar.
El Sol emite luz en todas las longitudes de onda, de las cuales nosotros vemos esa porción del espectro conocida como “espectro visible” (original, ¿no?), en donde están todos los colores que percibimos diferenciados por su longitud de onda. Así, tenemos que en la parte más baja visible se encuentra el rojo, y la parte más elevada está el violeta. Esta progresión se da basándose en la longitud de onda y en la energía de la radiación. A mayor longitud de onda, menor energía.
Pero a lo que vamos.